El incremento del consumo de sazones “La Criolla” en tiempos de Covid-19 abrió nuevas avenidas de crecimiento para la compañía.
Escrita por: Negocios Now, Agosto 2020.
La pandemia Covid-19 ha sido devastadora para la inmensa mayoría de los pequeños negocios en el país, pero la productora de especies La Criolla tiene una historia diferente.
Ante la orden de confinamiento, el cierre de restaurantes por el riesgo de contagios, el temor natural y una economía incierta, las compras de productos en el mercado para cocinar en casa se convirtieron en una acción común que persiste entre los residentes de Chicago.
En estas compras, uno de los productos que los hispanos primero echan al carrito de mandado es el sazón que asegurará un buen platillo a la mesa. La Criolla, una empresa basada en Alsip, Illinois, se ha beneficiado de esa tendencia. “Las personas antes del COVID-19 comían en la calle todo el día. Ahora desayunan, almuerzan y cenan en la casa. Es por eso que nos ha ido bien, hemos visto un incremento en la rotación y el consumo de nuestros productos”, expresó José Chaparro, propietario de La Criolla.
La empresa tiene su principal mercado en Chicago, donde sus productos se distribuyen en Walmart, Jewel- Osco, Mariano’s, Tony’s, en las tiendas independientes, locales pequeños que no son cadenas, y en Cermak Produce. También tiene una discreta presencia en Milwaukee, Wisconsin, y en la frontera con Indiana.
Aún cuando la competencia es muy amplia, el secreto de La Criolla para estar en la preferencia de sus consumidores son las especias utilizadas. “A diferencia de la competencia, manejamos productos de calidad, naturales, sin añadirle ningún tipo de preservativos lo que les da un sabor diferente”, precisó Chaparro. El uso de envases de vidrio también tiene mucho que ver en la preservación del sabor de las especias de los productos de La Criolla, una empresa con más de 60 años de existencia que José y su esposa María adquirieron en 2016. Hoy ambos están al frente de la misma supervisando cada proceso, desde la administración, producción, almacenaje hasta la distribución. De acuerdo con Chaparro, La Criolla se encuentra en este momento ante la oportunidad de contar con nuevos productos y expandir su mercado y, en ese sentido, busca capital para invertir en el negocio. “Estamos trabajando poco a poco. No sólo se trata de obtener el capital sino también necesitamos personal para todas las áreas. El desafío es encontrar a las personas adecuadas”, explicó José.
Una vez que se forme el equipo correcto, La Criolla tiene en sus planes una mayor producción, diversidad de productos y expansión en el mercado de la ciudad, así como la exportación.
No hay dudas, que es fundamental para crecer como negocio sólido contar con conocimiento, recursos humanos y dinero, precisó. “Si falta alguno de esos elementos no se puede avanzar. Es un hilo que requiere de tres lazos para fortalecerse. Una vez que la fórmula esté completa, prosiguió, no habrá límites”, precisó.
Chaparro está convencido que su empresa tiene un gran potencial para expandirse en el mercado del Medio Oeste de Estados Unidos y convertirse en una marca premium.
“Queremos que La Criolla sea un patrimonio de Chicago, y que la gente la reconozca como una empresa hispana familiar”. NN